Campo Minado



En un mundo lleno de peligros, desde muy niños nos entrenan para aprender a tener muchas precauciones, cuidarnos y no poner nuestra vida en riesgo. Es muy común enseñar al niño a cruzar la calle, que volteé para los dos lados de la calle antes de cruzar, se le enseña a usar casco cuando anda en bicicleta y a tener mucho cuidado con los carros, se le enseña a nadar para evitar accidentes y mientras aprende siempre es bajo la supervisión de un adulto. Cuando el niño crece y empieza  a manejar un automóvil, tiene que usar cinturón de seguridad y se le prohíbe manejar a altas velocidades y sólo en ciertos horarios; así como estos ejemplos la lista puede ser interminable ya que solemos ser muy precavidos y responsables para con nosotros y para con nuestros hijos cuando se trata de riesgos que pueden atentar contra la vida en el acto. Lamentablemente todos los demás riesgos que nos pueden matar lentamente pareciera que no existieran. Pasan los años, las generaciones y la enseñanza es la misma, nadie habla de los riesgos que no matan y no lastiman en el acto.

Vivimos en un mundo ilusorio en donde pareciera que nada nos afecta, ni toda la comida ultra procesada llena de colorantes, conservadores, aspartame y tóxicos de la que están llenas las estanterías de los supermercados, ni los campos electromagnéticos que ahora inundan todos los espacios en los que pasamos largos períodos de tiempo, ya sea escuelas, oficinas, tiendas, carros y por supuesto nuestras casas.

En el año 2011 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificaron a la telefonía celular y en general a los campos electromagnéticos como posibles cancerígenos. Los años han pasado, la cantidad de teléfonos celulares y aparatos con conectividad se ha multiplicado exponencialmente y ante la advertencia de que el uso del teléfono celular y la exposición a campos electromagnéticos puede ser cancerígena no se han tomado ningún tipo de medidas precautorias. Como el daño es poco a poco, no te mata en el acto y es casi imposible que se logre comprobar a través de un examen médico que relacione a los campos electromagnéticos como causal de un cáncer o alguna enfermedad grave no nos preocupamos, quizá sea porque en este mundo ilusorio es mejor esperarnos a que el gobierno o las compañías que fabrican y ganan mucho dinero con la venta de todos estos productos hagan algo por cuidarnos. La realidad es que nos resulta más fácil ignorar todo lo que pueda alterar nuestra comodidad, aunque pueda haber un peligro de por medio.

Somos seres conductores de electricidad por tener agua en nuestro cuerpo, somos seres químicos y existimos a través de impulsos eléctricos. Si una célula cancerosa es una célula con su electromagnetismo alterado no sería tan descabellado pensar que los campos electromagnéticos puedan alterar o dañar nuestras células. Nuestro equilibrio interior no sólo depende de nuestra alimentación, pensamientos, hidratación o suplementación, también se ve afectado por nuestro entorno, nuestra exposición a campos electromagnéticos es uno de los grandes factores ignorados que pueden estar afectando nuestra salud y descanso sin darnos cuenta y sin tomar ningún tipo de medidas precautorias.

Cada vez las enfermedades terminales se están presentando en gente más joven, es común escuchar que la depresión y los problemas para dormir están a la orden del día, los niños presentan problemas de atención, comportamiento, aprendizaje, descanso y cada vez son más enfermizos. Al igual que nosotros y nuestros hijos también nuestras mascotas están sufriendo, cada vez son más numerosos los casos de mascotas que padecen cánceres, problemas en la piel y padecimientos serios.

Vivir en un campo minado en el que en cualquier momento nos puede explotar la bomba sin siquiera verla venir es una triste realidad en la que cada vez más seguido nos enteramos de a quien ya le explotó y sólo nos lamentamos y asombramos pero el cuestionarnos qué puede haber detrás no es opción, seguimos esperando a que el gobierno y las compañías nos avisen que nos estamos alimentando de basura y que vivimos, trabajamos y nos movemos en ambientes tóxicos llenos de campos electromagnéticos que nos están debilitando, enfermando y en muchos casos matando.

El peligro es inminente, esperar ya no es opción, hay que hacernos responsables, cuidarnos y cuidar a nuestras familias. Alimentarnos de comida real y limpiar nuestros espacios de campos electromagnéticos es lo de hoy si queremos salirnos del campo minado en el que tristemente la mayoría vivimos.


                                                                                                        Nelda Cantú, EMRS

                                                                                                Electromagnetic Radiation Specialist

                                                                                                       www.geovitalis.com


 

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